Citando a Platero

Toda biblioteca que se precie contiene ejemplares de una de las obras más traducidas de la literatura española: Platero y yo. Una lectura imprescindible para conocer la poesía universal del premio Nobel de Literatura Juan Ramón Jiménez. Como introducción vale la pena leer algunas citas de tan preciada obra.

"Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro..."  Capítulo I, 'Platero'

"...¡Sí, sí! ¡Cantad, soñad, niños pobres! Pronto, al amanecer vuestra adolescencia, la primavera os asustará, como un mendigo, enmascarada de invierno..."  Capítulo III, 'Juegos del anochecer' 

"...Platero, no sé si con su miedo o con el mío, trota, entra en el arroyo, pisa la luna y la hace pedazos. Es como si un enjambre de claras rosas de cristal se enredara, queriendo retenerlo, a su trote..."  Capítulo V, 'Escalofrío'

"...¿Sabes tú, quizás, de dónde es esta blanda flora, que yo no sé de dónde es, que enternece, cada día, el paisaje y lo deja dulcemente rosado, blanco y celeste—mas rosas, más rosas—, como un cuadro de Fra Angelico, el que pintaba el cielo de rodillas?..." - Capítulo X, '¡Ángelus!''

"...Vive tranquilo, Platero. Yo te enterraré al pie del pino grande y redondo del huerto de la Piña, que a ti tanto te gusta. Estarás al lado de la vida alegre y serena. [...] Y, todo el año, los jilgueros, los chamarices y los verdones te pondrán, en la salud perenne de la copa, un breve techo de música entre tu sueño tranquilo y el infinito cielo de azul constante de Moguer."  Capítulo XI,
'El moridero' 

"...Ahora que viene la primavera, pienso en el niño tonto, que desde la calle de San José se fue al cielo. Estará sentado en su sillita, al lado de las rosas únicas, viendo con sus ojos, abiertos otra vez, el dorado pasar de los gloriosos."  Capítulo XVII, 'El niño tonto'

"...Este remanso, Platero, era mi corazón antes. Así me lo sentía, bellamente envenenado, en su soledad, de prodigiosas exuberancias detenidas... Cuando el amor humano lo hirió, abriéndose su dique, corrió la sangre corrompida, hasta dejarlo puro, limpio y fácil, como el arroyo de los Llanos, Platero, en la más abierta, dorada y caliente hora de abril..."  Capítulo XXVIII, 'Remanso'

"...Con su llorosa alegría me ofreció dos escogidas naranjas, finas, pesadas, redondas. Las tomé, agradecido, y le di una al borriquillo débil, como dulce consuelo; otra a Platero, como premio áureo..."  Capítulo XXXVII, 'La carretilla'


"...Yo estaba abajo, contigo, en el trigo amarillo y ondeante, goteado todo de sangre de amapolas a las que ya julio ponía la coronita de ceniza..." Capítulo LXII, 'Ella y nosotros'

"...¡Platero, qué grato gusto amargo y seco el de la difícil piel, dura y agarrada como una raíz a la tierra! Ahora, el primer dulzor, aurora hecha breve rubí, de los granos que se vienen pegados a la piel..." Capítulo XCVI, 'La granada'

"...Los novios los comen juntos en las puertas, trocando, entre sonrisas de llama, meollos escogidos. Los niños que van al colegio, van partiéndolos en los umbrales con una piedra..." Capítulo CV, 'Piñones' 

"...Por fin, Platero, decidido igual que un hombre, rompe el corro y se viene a mí trotando y llorando, caído el lujoso aparejo. Como yo, no quiere nada con los Carnavales... No servimos para estas cosas..."  Capítulo CXXVI, 'Carnaval'

"...Platero, tú nos ves, ¿verdad? Platero; ¿verdad que tú nos ves? Sí, tú me ves. Y yo creo oír, sí, sí, yo oigo en el poniente despejado, endulzando todo el valle de las viñas, tu tierno rebuzno lastimero..."  Capítulo CXXXIII, 'Nostalgia'

"...La ruina acabó su obra sobre nosotros tres -ya tú sabes-, y sobre su desierto estamos de pie, dueños de la mejor riqueza: la de nuestro corazón..." Capítulo CXXXVIII, 'A Platero, en su tierra'

Fuente: edición de Platero y yo publicada por Alianza Editorial en 2006